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Soy el hijo del amor furioso, el Jesús de los suburbios. Sufriendo por mis pecados, contaminando mi habitación de amor sintetico y humo de conexión. Venas a punto de estallar, de dolor, de pena, de amor, de desamor, de sangre. Todo el mundo está lleno de mierda, corazones reciclados, pero nunca salvados. Somos las historias y los discípulos del Jesús de los suburbios. Con el corazón lleno de furia y la cabeza en peligro de extinción. Con los sentimientos haciendo cortocircuito, con ganas de viajar a una nueva dimensión. Donde el dolor sea solo una emoción y no te coma la vida. Donde dejes de ser alguien del montón para lograr revolucionar este mundo lleno de hipocrecía. No hay nada malo conmigo, esta es la forma en que debería ser. No puedo recordar ni una palabra de lo que estabas diciendo y sinceramente ya no se. No se si somos nosotros los dementes o si soy yo el trastornado. Vivir y no respirar, se morir en una tragedia. Y yo dejo atrás este huracán de malditas mentiras. No siento vergüenza alguna, no me pienso disculpar. A nadie le interesa a donde voy. Corro lejos del dolor que me hizo una victima, dejando otro hogar y otro corazón roto. Soy el hijo del amor, la furia y el odio, el último Jesus de los suburbios. Conmigo se iran los pecados, conmigo se irá tu amor. En la muerte encuentro perdón, en tus labios encuentro el infierno. Estoy dejando mi hogar, hasta siempre, hasta nunca.